La palabra del título que encabeza este blog, pasarangas, es el plural de una medida antigua utilizada para determinar largas distancias. De origen egipcio, fue adoptada por persas y griegos por su precisa relación entre el espacio recorrido y el tiempo empleado, en términos humanos. Una pasaranga equivalía a 30 estadios y un estadio a 180 metros, por tanto, una pasaranga equivalía a una distancia de 5.400 metros, o la distancia que podía recorrerse a pie en una hora de paso vivo. Roma convirtió la pasaranga en legua, práctiamente con los mismos atributos originales. Desde entonces, la legua fue normalizada como medida itineraria, variando su longitud, según países y regiones (la legua española equivalía a 5.572 m.), hasta la implantación definitiva del sistema métrico decimal en 1889. Por medio de la pasaranga, o de la legua, se podían determinar las etapas de un largo viaje, en función de las horas diarias empleadas en su recorrido: el primitivo cuentakilómetros del caminante.
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